sábado, 21 de junio de 2008

El conflicto lingüístico desde un castellanoparlante . Levante 21-12-04



Publicado en el Levante - EMV, el martes 21 de diciembre de 2004

ALFONSO GOÑI - Economista

En numerosas ocasiones tengo la extraña sensación de no poder terciar en el tan manido conflicto lingüístico por el mero hecho de ser castellano parlante. Que independientemente de las razones personales que cada cual tenga para expresarse en la lengua con la que nació, es evidente que es el vehículo de expresión de la inmensa mayoría de los vecinos de mi ciudad.

Pero cuando el debate se sitúa en el terreno de la simpleza y la manipulación, todos tenemos el derecho a opinar, dado que afecta a nuestras vidas cotidianas y a la lengua que aprenderán y/o se expresarán nuestros hijos, y a eso que debe ser tan importante para todos y que a veces se olvida voluntariamente que se denomina convivencia.

Por lo cual como castellano parlante puedo y debo opinar, y mucho más, cuando se rebasa en un centímetro las puertas de la Universidad. Ni siendo castellano parlante se hace inevitablemente nacionalismo español, ni los valencianos parlantes tiene el monopolio de los sentimientos valencianos y de la defensa de nuestras señas de identidad como pueblo, de lo nuestro.

Cuando ni entre nosotros somos capaces de encontrar un punto de encuentro, y si se logra, se rompe por razones de táctica política. ¿Cómo podemos pretender que desde fuera se entienda lo que para los ajenos es todo un galimatías más cerca de lo críptico y esotérico que de lo explicable y entendible? ¿Cuál es la terrible irresponsabilidad de un Gobierno que es capaz de desenterrar un arma de división y crispación con tal de ganar alguna posición electoral, incluso asumiendo el peligro a medio plazo de que se convierta en un efecto bumerán que le provoque más problemas electorales que dividendos espera conseguir; cómo se pueden defender la primacía del juego de mayorías y minorías sobre la ciencia sin que se sonrojen al decirlo, que sometan a referéndum la tabla de multiplicar o el origen de las especies? .

Al final el problema se reduce a reconducir los 57.830 votos que tenía U.V. y que en las últimas elecciones no está claro a dónde fueron, incluso existen estudios donde se plantea que un gran número de esos sufragios, alrededor de un 60%, fueron al PSOE en las elecciones del 14 de marzo .

La unidad de la lengua, o como se dice ahora, la pertenencia a un mismo sistema lingüístico es un área que sólo la incultura puede cuestionar, como no se polemiza la unidad del castellano y el argentino o del inglés y el americano pese al gran número de términos distintos que les diferencia en la vida cotidiana .

Otra cosa muy distinta es cómo denominemos a eso, que responde mucho más a concepciones históricas y tradicionales que filológicas, o mucho menos que alguien intente llevar a la mente de los ciudadanos la idea de convertir las comuniones lingüísticas y/o culturales en políticas, lo que no es más que una quimera ajena a las realidades y al sentir de los ciudadanos.

Las naciones y/o estados están históricamente en el camino de la superación por ámbitos y comunidades políticas multiculturales y multiétnicas, y nada ni nadie va a detener esa internacionalización de las vidas ciudadanas .

Por lo que los objetivos artificiales del débate son de réditos rápidos para ocultar problemas más importantes, y reconducir tendencias políticas que pueden presentarse adversas .

Pero ante esta irresponsabilidad de nuestra derecha gobernante, se responde a veces desde algunas izquierdas , más desde la prepotencia intelectual y desde la desdeña al vulgo que desde la sensatez científica. Lo que convierte las razones en ofensas y las ideas en provocaciones, la manipulación precede a la movilización y el círculo se cierra.

No se le puede decir a un antiguo republicano que combatió en nuestra guerra bajo las enseñas republicana y valenciana (con azul) que ahora de la noche a la mañana se ha convertido en un facha -blavero, y él sin enterarse-. Ni podemos decirle a un ciudadano de la Ribera o de la Vall D´Albaida y que durante generaciones se ha expresado con normalidad en una lengua para él denominada valenciano, que ahora no, que ahora se llama de otra manera. Y además se le dice con altanería, desprecio y soberbia e incluso, porqué no decirlo, con ciertas actitudes neocoloniales. No pueden pretender estos sectores progresistas que nuestra Comunidad se convierta en una gran Facultad de Filología y nuestros ciudadanos en expertos lingüistas.

Uno es el mundo de la ciencia -del que se olvida la derecha-, otro es el político en el que se estrellan todos, y por último está el de los sentimientos, el más sensible y en el que se equivoca alguna izquierda.

Los sentimientos no se miden, no se modulan, no se pueden articular, pero si manipular. Crear alternativas políticas tiene sentido, pero crear alternativas a los sentimientos parece cosa de locos.

Soy consciente que este artículo será mal recibido por algunos, pero no me preocupa que esos unos sean aún irracionales, cuento con ello, me preocupa que el resto se vuelva también enloquecido. Por ello recuerdo, para terminar, que a la reflexión se contesta con reflexión, que el tiempo de pegarnos con las banderas ya ha pasado. Ah, se me olvidaba, y que la principal función de un idioma es entenderse con él.

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