lunes, 23 de junio de 2008

Oriente Próximo



Publicado en el Levante - EMV , el jueves 7 de septiembre de 2006

ALFONSO GOÑI - ECONOMISTA

Y en este largo y cálido verano más próximo que nunca, la guerra en el Líbano ha ocupado todos los informativos y ha deparado múltiples artículos, algunos de ellos de gran calado reflexivo. Algunas ideas motoras y lúcidos análisis, que acercan más si cabe la realidad de la zona más caliente del mundo.

Felipe González reciente mediador en el contienda iraní, recordaba el empate infinito en el que se había instalado el problema palestino: «Antes con Arafat, ahora con Hamas, mañana con el que venga. Porque hay conflictos que escapan de la salida clásica de triunfo o derrota, vencedores y vencidos, y suelen ser los peores». Subraya que la guerra ha puesto de manifiesto que el conflicto central, el palestino-israelí, tiene una onda expansiva regional inevitable. Y constata que ni Gran Bretaña ni EEUU forman parte de la operación de paz, ni se les invita, ni lo solicitan.

El prestigioso catedrático de Ciencia Política de la Universidad Libre de Berlín, Ignacio Sotelo, puntualiza que Israel ha completado 33 días de duros ataques sin lograr ninguno de sus objetivos previstos: «Una operación militar de tal calado para liberar a dos soldados secuestrados era tan desproporcionada como por completo inadecuada a este fin, de modo que muy pronto hubo de aducir el verdadero objetivo, desarmar, es decir, acabar con Hezbolá», debía de servir de aviso a todos los países de la región. Coincide con casi todos los analistas, en que por el simple hecho de no haber sucumbido, Hezbolá ha ganado la guerra: «Ha aumentado su prestigio, no sólo en el Líbano (los bombardeos israelíes han contribuido a que se fusionen comunidades religiosas antes enfrentadas), sino por todo el mundo islámico» y sentencia: «La seguridad que necesita Israel sólo la logrará cuando haya solucionado el conflicto con los palestinos, no por una imposición unilateral como la que ha pretendido últimamente, sino por acuerdos con organizaciones como Hamas o Hezbolá, una paz duradera únicamente se firma con el enemigo, si antes no se ha logrado derrotarlo por completo. Y esta ilusión es la que se ha evaporado. Ahora las dos partes saben que ninguna puede destruir a la otra».

Andrés Ortega director de la edición española de Foreign Policy, explica que una vez más se demuestra que el poder aéreo no basta para ganar, es decir, para quebrar la voluntad del adversario. Y que el jeque Hasan Nasralá, líder de Hezbolá, ha ganado, no sólo la guerra al no perder, sino ahora la paz al ser el más rápido en repartir ayuda; y se congratula de que algunos han puesto a Europa en el mapa, situándose a la cabeza del esfuerzo para reforzar la fuerza internacional.

Seymour Hersh el célebre periodista americano que desveló la matanza de May Lai (Vietnam) en 1969 y que descubrió las torturas de Abu Ghraib (Iraq) en 2004, sostiene que Israel había diseñado un plan para atacar a Hezbolá bastante antes de la captura de sus dos soldados, y que EEUU lo utilizó como un ensayo general contra Irán, una especie de preludio a un potencial ataque a las instalaciones nucleares iraníes. Defiende que Israel estudió la guerra de Kosovo como modelo estratégico para su intervención y al general Clark jefe de las fuerzas de la OTAN en dicha contienda le molesta la analogía: «Se equivocan, nuestro objetivo era emplear la fuerza para obtener un resultado diplomático, no matar a nadie».

Robert Fisk el periodista y escritor británico, sobre el futuro más cercano argumenta que existen tantas posibilidades de que Hezbolá se sienta obligado a cumplir las resoluciones 1.559 y 1.701 sobre su desarme, como de que Israel acepte la resolución 242 del Consejo de Seguridad de la ONU, que le exige la retirada de los territorios árabes que conquistó en 1967.

El corresponsal de La Vanguardia y decano de los periodistas españoles en la zona, Tomás Alcoverro, recuerda que estamos en un delicado mosaico en el que si mueves una piedra acaban moviéndose todas. Y el escritor y corresponsal Charles Glass que fue rehén de los grupos radicales de la Yihad en los años 80 puntualiza: «Al final todos los caminos de Oriente Próximo conducen a Palestina y todos los conflictos en esta región seguirán abiertos mientras no se resuelva el problema palestino».

Seymour Hersh termina: «La definición de locura es hacer la misma cosa una y otra vez, y creer que el resultado va a ser diferente». Hasta la próxima.

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