martes, 24 de junio de 2008

Entre la alegría y la desilusión



Publicado en el Levante - EMV el miércoles 19 de marzo de 2008

Los progresistas valencianos nos hemos quedado con un sabor agridulce del resultado electoral del 9M. No hemos podido disfrutar y saborear como se merece la incuestionable victoria del presidente Zapatero, de la inmensa alegría por el triunfo se pasó al desazón debido al mal resultado cosechado en nuestra comunidad por la izquierda en su conjunto y los socialistas en particular.

En un artículo publicado en este periódico poco después de las elecciones autonómicas y municipales con el título de ¿Qué vos passa , valencians?, donde trataba de analizar las causas de nuestra derrota, ya expresé mi convicción de que no era un problema de liderazgo, sino de temática más compleja , que el desapego con nuestro electorado venía de más lejos y era de un calado mucho más profundo, que afectaba a las tácticas y estrategias y, fundamentalmente de una manera sustancial, a nuestra relación con la sociedad.

Si bien la diferencia con el PP se ha recortado en más de 7 puntos respecto a las autonómicas de 2007, se ha incrementado en más de 6 puntos respecto a las generales de 2004, cuando parecía que el despegue se empezaba a vislumbrar. Y ahora con cabeceras excepcionales en nuestras listas y una participación que con casi un 80% no deja margen a la especulación.Ésta, en contraposición con la otra, ha sido una votación altamente ideologizada, entre el progreso de los últimos cuatro años o el retorno de una derecha cada vez más cavernícola y con olor a naftalina; y los valencianos mayoritariamente han seguido nuevamente votando al PP.

Han preferido seguir con las ensoñaciones valencianas que tanto han impactado en nuestro electorado, con fastos que despiertan el orgullo patrio y un desarrollo urbanístico que no tenía fin, y han pasado de las realidades, del pinchazo de la tan cacareada burbuja inmobiliaria, que muchos pronosticaban en un análisis sensato y sosegado. Los ciudadanos no quieren pensar en quién puede defender mejor a los valencianos si las turbulencias se convierten en crisis y si peligra el bienestar individual adquirido. Prefieren mantener las acciones reivindicativas haciendo coro al gobierno valenciano en su permanente enfrentamiento con el de la nación, porque aunque nos sorprenda, de alguna manera perseveran en el convencimiento de la marginación de nuestra comunidad y de los logros conseguidos con este tipo de conductas victimistas.

Pero de los análisis electorales se deben sacar consecuencias claras y rotundas para todos los progresistas de la izquierda global. Si algo se observa en nuestra Comunitat Valenciana es una fractura entre las élites intelectuales y la opinión pública, entre el mundo de la cultura y los sectores populares, y eso a la larga pasa factura. No entiendo cómo se pretende ser referencia de la gente cuando uno se sitúa tan lejos de sus intereses cotidianos y tan ajeno a las prácticas que tienen que ver con ellos. La sintonía que se evidencia en España no existe en nuestra comunidad.
No se pueden tener comportamientos bipolares, no se puede pasar de la euforia a la depresión en las tácticas políticas. Es imprescindible una coherencia interna, los esfuerzos deben de ir en el mismo sentido. Los socialistas valencianos tienen que ser reconocidos por el conjunto de la sociedad como portadores de un proyecto político autónomo, total y absolutamente independiente, limpio de elementos ajenos a los sentimientos y aspiraciones de nuestro pueblo, no sólo para el sector de la sociedad al que representa expresamente, sino para toda ella. Si no ocurre esto último, el partido se queda sin capacidad para proyectarse hacia el exterior y pierde toda opción de dirección real de los anhelos de la sociedad. En una comunidad con tradición histórica conservadora, el análisis sería distinto, pero en la nuestra, con nuestro pasado socialista y republicano, se trata de recuperar, porque algo hemos hecho mal.

Si el partido no se parece a los ciudadanos, lógicamente ellos no se ven reflejados en él: primero conoce a tu sociedad y luego aspira a representarla. Se necesita una izquierda valenciana más identificada con la ciudadanía, no se puede confiar en volver al gobierno sólo cuando la derecha fracase. Tienes que sentir y creerte tu propio proyecto para que los demás puedan entenderlo y compartirlo.

Pero no es momento de desánimos, sino de alegría y de reflexión para el futuro. El PSPV tiene que celebrar un congreso en los próximos meses y no sólo debe elegir una dirección política, sino cambiar valientemente los mensajes y los contenidos que van a regir al socialismo valenciano hasta la próxima cita electoral. No partimos de cero, tenemos un partido gobernando España y un presidente y una vice comprometidos con la realidad valenciana.

La gente tiene que tener una conciencia clara de que podemos mejorar el futuro y su futuro. Y los socialistas tenemos que ser capaces de proyectar a la sociedad una nueva y renacida esperanza.

*Economista.

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